Sobre las 08,30 horas del 22 de diciembre de 1.909,
se derrumbó el puente de San Francisco por el que se accede a la villa de La
Puebla de Sanabria, en la Carretera Nacional de Villacastín a Vigo.
Acuarela antigua -1918-, parte, con el viejo Puente de San Francisco que se llevó la riada de 1919.
Este es el testimonio :
“DESBORDAMIENTO DE LOS RÍOS.
PUEBLOS Y CAMPOS ARRASADOS POR LAS
AGUAS.
Nuestro diligente corresponsal, señor Méndez, ha redactado ayer
la siguiente información relativa a la crecida extraordinaria que ha
experimentado el río Tera en la región sanabresa.
El día 21 a las cinco de la tarde
comenzó una lluvia torrencial acompañada de un fuertísimo viento …
Toda la noche continuó
en igual estado, aumentando el caudal del río de un modo alarmante hasta que
llegado el día los vecinos pudieron darse cuenta del imponente aspecto del río
Tera.
El caudal del mismo
era horroroso y arrastraba árboles y enseres de molinos que denotaban los
destrozos que el mismo había causado.
Sobre las ocho y media de la mañana el peligro del puente de
San Francisco, situado sobre la carretera de Villacastín a Vigo, era inminente; y a los pocos momentos se
derrumbaba precipitándose entre las aguas que levantaban olas enormes.
Los gritos del
vecindario del barrio de San Francisco, unidos al temporal que arreciaba y las
aguas precipitándose en inmensos remolinos, formaban cuadro aterrador.
Serenados un tanto los
ánimos pudo apreciarse la brecha que el agua había abierto, llevándose en
completo tres de los arcos del mismo, quedando incomunicada dicha carretera y
el vecindario de Puebla y el barrio de San Francisco.
Las tierras limítrofes
al río han quedado arrasadas, muchos molinos
han desaparecido por completo y al parecer las presas están derruidas.
Los habitantes de los molinos han podido salvarse, saltando por las ventanas
altas y á algunos ha habido que auxiliarles, pudiendo cuatro vecinos de San
Francisco salvar a una familia que se encontraba sitiada por las aguas en el
caserío de San Juanico.
Los daños materiales
son de consideración, y los destrozos causados por las aguas enormes.
Con objeto de hacer
información recorrí la orilla del río Tera camino del Mercado, observando que
los llamados molinos de Presalta, Castro y San Gil, habían desaparecido por
completo; los demás molinos que pude ver han sufrido graves perjuicios.
Apenas llegué al
Mercado de Nuestra Señora del Puente,
pude tranquilizar a varias familias, que sin tener donde cobijarse, sufriendo
los efectos del temporal y anegadas sus casas se encontraban llenas de terror.
Una casa vecina que
albergaba los ajuares de aquellas familias, se derrumbó, no sepultándolas por
un milagro.
Viendo que la noche se
acercaba regresé al barrio de San Francisco, que aislado de la Puebla de
Sanabria por desaparición del puente, sirve de punto de partida al coche
correo.
A la mañana siguiente,
o sea el día 23, salió el coche correo a Benavente conduciendo entre otros
viajeros a don Antonio Gutiérrez, viajante de Valladolid; don Vicente Méndez y
un servidor, que la necesidad y el deseo
de informar al Heraldo me obligaban a ello.”
(Lunes, 27 de diciembre de 1.909, Heraldo
de Zamora.)
Y
así sigue desgranando el corresponsal los desastres de cada pueblo hasta llegar
a Benavente, un testimonio que aún sobrecoge.