sábado, 17 de mayo de 2014

LA RIADA QUE SE LLEVÓ EL PUENTE VIEJO DE SAN FRANCISCO.

          
         Sobre  las 08,30 horas del 22 de diciembre de 1.909, se derrumbó el puente de San Francisco por el que se accede a la villa de La Puebla de Sanabria, en la Carretera Nacional de Villacastín a Vigo.



Acuarela antigua -1918-, parte, con el viejo Puente de San Francisco que se llevó la riada de 1919.

Este es el testimonio :
“DESBORDAMIENTO DE LOS RÍOS.
PUEBLOS Y CAMPOS ARRASADOS POR LAS AGUAS.
EN PUEBLA DE SANABRIA.


      Nuestro diligente  corresponsal, señor Méndez, ha redactado ayer la siguiente información relativa a la crecida extraordinaria que ha experimentado el río Tera en la región sanabresa.
            El día 21 a las cinco de la tarde comenzó una lluvia torrencial acompañada de un fuertísimo viento …  
            Toda la noche continuó en igual estado, aumentando el caudal del río de un modo alarmante hasta que llegado el día los vecinos pudieron darse cuenta del imponente aspecto del río Tera.
            El caudal del mismo era horroroso y arrastraba árboles y enseres de molinos que denotaban los destrozos que el mismo había causado.
            Sobre las ocho y media de la mañana el peligro del puente de San Francisco, situado sobre la carretera de Villacastín a Vigo, era  inminente; y a los pocos momentos se derrumbaba precipitándose entre las aguas que levantaban olas enormes.
            Los gritos del vecindario del barrio de San Francisco, unidos al temporal que arreciaba y las aguas precipitándose en inmensos remolinos, formaban cuadro aterrador.
            Serenados un tanto los ánimos pudo apreciarse la brecha que el agua había abierto, llevándose en completo tres de los arcos del mismo, quedando incomunicada dicha carretera y el vecindario de Puebla y el barrio de San Francisco.
            Las tierras limítrofes al río han quedado arrasadas, muchos molinos  han desaparecido por completo y al parecer las presas están derruidas. Los habitantes de los molinos han podido salvarse, saltando por las ventanas altas y á algunos ha habido que auxiliarles, pudiendo cuatro vecinos de San Francisco salvar a una familia que se encontraba sitiada por las aguas en el caserío de San Juanico.
            Los daños materiales son de consideración, y los destrozos causados por las aguas enormes.
            Con objeto de hacer información recorrí la orilla del río Tera camino del Mercado, observando que los llamados molinos de Presalta, Castro y San Gil, habían desaparecido por completo; los demás molinos que pude ver han sufrido graves perjuicios.
            Apenas llegué al Mercado  de Nuestra Señora del Puente, pude tranquilizar a varias familias, que sin tener donde cobijarse, sufriendo los efectos del temporal y anegadas sus casas se encontraban llenas de terror.
            Una casa vecina que albergaba los ajuares de aquellas familias, se derrumbó, no sepultándolas por un milagro.
            Viendo que la noche se acercaba regresé al barrio de San Francisco, que aislado de la Puebla de Sanabria por desaparición del puente, sirve de punto de partida al coche correo.
            A la mañana siguiente, o sea el día 23, salió el coche correo a Benavente conduciendo entre otros viajeros a don Antonio Gutiérrez, viajante de Valladolid; don Vicente Méndez y un servidor, que la necesidad y el deseo  de informar al Heraldo me obligaban a ello.”                                   
                                                    (Lunes, 27 de diciembre de 1.909, Heraldo de Zamora.)

            Y así sigue desgranando el corresponsal los desastres de cada pueblo hasta llegar a Benavente, un testimonio que aún sobrecoge.




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